Igual que finales del siglo XV, América Latina es prácticamente una tierra inexplorada para la industria de iGaming. La expansión hacia los mercados latinoamericanos es percibida como algo que se disuade en la industria. Las opiniones preconcebidas sobre América Latina llevan a los operadores a pensar en ella como un mercado de “mala calidad”. Estas opiniones no podrían estar más alejadas de la verdad. En México, por ejemplo, hay ingresos significativos obtenidos por operadores como IGT y Codere, los cuales funcionan de manera perfectamente legal en el espacio de apuestas con dinero real de México.
Gran potencial para el iGaming
Gran parte del prejuicio hacia América Latina deriva de la historia de inestabilidad política en sus países, pero es un hecho que la última década ha demostrado que las cosas han cambiado para bien, con estabilidad política en la mayoría de las regiones. Lo que es más, la población en América Latina es joven y perspicaz; los casinos sociales tales como aquellos dirigidos por Akamon, con sede en Barcelona, se están disparando en popularidad entre los jugadores, hecho que también ha llevado a algunos gobiernos a mirar seriamente el tema de la regulación, como Colombia y Perú. Estas señales muestran un gran potencial para una expansión a gran escala del iGaming norteamericano y europeo en Latinoamérica.
El escándalo del proyecto de ley de juegos online en Brasil
Un nuevo proyecto de ley en Brasil amenaza con impedir que los operadores de iGaming acepten apuestas hechas por residentes brasileños, comenzando desde este verano para la Copa Mundial y más allá de ella. Si se aprueba, la ley le daría la opción a cualquier abogado público de presentar una demanda ante una corte brasileña para solicitar el bloqueo de sitios extranjeros de juegos online, algo que potencialmente podría forzar a los operadores extranjeros a defenderse a sí mismos. El proyecto de ley, apoyado por la presidenta Dilma Vana Rousseff, fue aprobado por el congreso brasileño a finales de marzo, y podría convertirse en ley en el senado federal dentro de los próximos 30-60 días. Quizás un poco de presión y unas explicaciones sencillas podrían cambiar el parecer de las autoridades brasileñas sobre el iGaming.